Tin Hinan, una princesa atlante,al morir escondió sus joyas para preservarlas, solo aquel que las devolviese a su pueblo sería merecedor de ellas.
¡Para, para!
Ya que has llegado aquí, espera un segundo que te quiero contar una cosa: soy arqueólogo, y podría decirse que también un busca aventuras… Me gusta saber si las leyendas que se cuentan son ciertas.
Gracias a mis largos viajes, he forjado una gran amistad con los tuareg y hace años prometí ayudarles.
Cuenta la leyenda que Tin Hinan, una princesa atlante, consiguió sobrevivir a la desaparición de la Atlántida y se refugió con la tribu de los tuareg, que la veneraron como su reina. Cuando llegó la fatídica muerte de la princesa fue enterrada con sus joyas pero, sabedora de la codicia de la gente, las más preciadas fueron ocultadas, por orden suya, para que no cayesen en malas manos. Pasado el tiempo y olvidado su paradero, solo aquel que las devolviese a su pueblo sería merecedor de ellas.
Llevo años buscándolas y creo que he dado con la clave…
¡Pero traficantes de reliquias me han encontrado! ¡No deben dar con el tesoro! Lo venderán en el mercado negro y se destruirá todo por lo que luchó Tin Hinan… Para siempre.
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