En los años 70 varios de los sacerdotes de pequeños pueblos era infiltrados de la secta de los Pentargo. Muchos años duraron los rituales y las misas negras, y la sangre de los elegidos era vendida a los miembros de la secta que creían en la vida eterna. Ramón Moreno y Luisa Sánchez, periodistas, sacaron a la luz pruebas de la realidad de los Pentargo. No fueron conscientes del poder de la secta y terminaron despedidos, perdiendo además de su trabajo, su credibilidad. Cinco años después se consiguieron infiltrar en la casa natal del reverendo Quiroga, último responsable vivo de los Pentargo, para recuperar las pruebas y demostrar que tenían razón. Os toca a vosotros entrar en la casa guiados por Ramón, pero tenéis poco tiempo antes de que el reverendo llegue con sus ayudantes.
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